A partir de una observación empírica de diez años en la zona de la Corporación RUF, se infiere, que existen elementos importantes que abordar para que desarrollo en cambios innovativos en la gestión agraria. Uno de los elementos dice relación con la persona, su entorno, su capacidad de relacionarse, de constituir con otras redes y organizaciones. Muchas veces el no abordar estos aspectos en la dimensión social y educativa lleva a que se produzca un quiebre en el desarrollo e intervención y los recursos económicos financieros que se entregan no son manejados de manera adecuada, provocándose un nivel de insatisfacción en las expectativas que se deseaban con la intervención. El entregar elementos que sustentan teóricamente estos ámbitos y dar cuenta de la posibilidad real de llevarlo a cabo puede acercar la visión de capital social necesario para tener una actitud proactiva frente a sí mismo, a la realidad que vive el campesino, a su entorno local, comunal y regional. La mirada de una asociatividad sostenida en redes de colaboración y solidaridad, apuntan además a consolidar una forma de relacionarse, que va más allá de lo puntual, sino de procesos de desarrollo futuro que ayudan en la construcción de un colectivo y de una memoria que permiten la consolidación de prácticas innovativas.