El proyecto permitió demostrar que existe la factibilidad técnica y económica para producir hortalizas de hoja en invierno, en un ambiente de cultivos forzados mediante innovaciones en el sistema de invernadero. De hecho, una de las más importantes innovaciones fue el hecho de calentar el suelo en vez del medio ambiente, ya que ello habría significado aumentar no solo la temperatura a nivel de las raíces, sino también a nivel de la parte aérea aledaña al suelo. Los resultados permitieron obtener mayores producciones y en un período más corto de tiempo. La innovación se considera como un paso preliminar en el desarrollo de nuevas tecnologías que permita mejorar la eficiencia energética y posibilitar generar hortalizas en climas con invierno duro y a menor costo.