Durante la década del ‘90 el cultivo de la frambuesa experimentó en Chile un desarrollo explosivo en superficie, producción, incorporación de nuevas variedades, técnicas de producción, conservación y en comercialización. Asimismo, supo posicionarse en el mercado internacional como frambuesa fresca e industrializada (congelada). Para mantener la competitividad en un mercado fuertemente fluctuante en cuanto a precios y cada vez más exigente, se deben mejorar las distintas etapas de toda la cadena de valor, con énfasis en la producción integrada, buenas prácticas agrícolas, trazabilidad y el acceso a la información y la estrategia comercial. En el año 2007, un análisis de la industria concluyó que existen grandes líneas de trabajo no abordadas destacando la gestión empresarial, la calidad de la producción, la disponibilidad y acceso a la información, el financiamiento y la infraestructura tecnológica y de proceso. En estos puntos críticos no ha existido un trabajo coordinado y estructurado de parte de la industria con el fin de resolverlos.