Las heladas representan para Chile en general, incluida la VI Región, un importante problema que se ha acentuado producto del cambio climático, que ha dejado de ser un evento que ocurre cada 10 años, ya que actualmente se presenta cada 1 o 2 años, con diferente magnitud, afectando la producción hortofrutícola del país. Los efectos de las heladas son ariados: Perjuicio económico debido a la disminución de las ventas, Menor empleabilidad en el sector agrícola, Uso de recursos de parte del Estado para compensar, en parte, las pérdidas que sufren los productores. El acuerdo de Kioto, los requerimientos de etiquetas verde o la declaración de la huella de carbono en los productos alimenticios de exportación, ponen en cuestionamiento el uso de los métodos activos que se utilizan actualmente para el control de heladas, los cuales requieren de un alto consumo de gas butano o diesel que producen altas emanaciones al ambiente, además de presentar otras limitaciones prácticas. Excepciones son el uso del agua y de ventiladores eléctricos; sin embargo, la primera presenta limitaciones referidas a la disponibilidad del recurso en la época de presentación de heladas en Chile, entre otros, y los ventiladores eléctricos deben contar con una fuente de energía dentro del predio.