Un gran desafío de la salmonicultura lo constituye el paso de los peces desde agua dulce al medio marino, proceso llamado esmoltificación. Durante esta etapa, los peces sufren una serie de cambios fisiológicos que junto con el transporte y los manejos propios de sistemas de cultivo intensivo a los que están siendo sometidos los salmones en el país, les provoca un alto nivel de estrés. Este estrés, que se origina a nivel del sistema nervioso central, es capaz de producir la muerte de un importante número de peces y también una baja en la inmunidad y en las condiciones generales de los peces que sobreviven. En la industria nacional se ha descrito entre un 5 a un 30% de mortalidad al entrar al mar, dependiendo de los eventos estresantes a los que son sometidos. Si además los peces que sobreviven están estresados, éstos dejan de comer, retardando su crecimiento y generando una importante inmunosupresión que los deja altamente susceptibles a enfermedades. Todo esto se traduce en altos costos para la industria salmonera, por pérdida de peces y gastos en medicamentos para controlar los brotes infecciosos. Como el manejo del estrés en animales para consumo humano no se puede realizar con fármacos de uso común en personas o en animales domésticos, se propone abordar este problema mediante la utilización de extractos de plantas con capacidad antioxidante y principalmente con capacidad reguladora del sistema nervioso. En este proyecto se busca una formulación adecuada y estandarizada, que permita controlar este estrés y producir cambios significativos en la sobrevida y en las condiciones generales de los peces. De esta forma mejorarían las condiciones sanitarias y la eficiencia de los cultivos, disminuyendo los costos y mejorando la calidad del producto.