El uso de Bromuro de Metilo (BM) daña enormemente a la capa de ozono y tiene elevada toxicidad para las personas. Actualmente, su uso está restringido y para el año 2015 no debe utilizarse más. Al no existir opciones eficientes para su reemplazo, los costos de producción se pueden incrementar, reduciendo así la competitividad de las empresas. Una superficie importante del país está afectada por nematodos, por lo cual, sus rendimientos son pobres, mientras que las opciones existentes están basadas en la aplicación de agroquímicos al suelo, de difícil aplicación y caras. En zonas climáticas de primores están obligados a implementar rotación, para evitar problemas sanitarios. Chile ha firmado el Tratado de Montreal que indica la eliminación Total del BM hacia el año 2015, en el marco de una política de producción de alimentos, en forma limpia e inocua y dadas sus condiciones de aislamiento, pretende convertirse en una potencia agro alimentaria. El logro de este desafío implica una necesidad de recuperar suelos productivos pero altamente infestados a través del uso de sistemas menos tóxicos que permitan el replante de frutales, sin necesidad de rotación, de manera que garantice la sanidad fitopatológica de viveros y monocultivos, sin descuidar la productividad.