De los aproximadamente 6.400 Ha de tomate en Chile, unos 1.100 Ha (15%) está cultivado en invernaderos, mayoritariamente en la V Región de Valparaíso (Eguillor Recabarren, 2010). Los invernaderos cuentan con condiciones bióticas y abióticas especiales, por lo cual la proliferación de plagas y enfermedades es distinta a la proliferación de las mismas en cultivos al aire libre. Plaguicidas químicos no siempre ofrecen soluciones sostenibles, sobre todo por la resistencia que desarrollan las plagas contra las materias activas. Además, el tomate producido en los invernaderos es exclusivamente para el consumo fresco y es considerado un producto de alta calidad. Por ello, y por la disminución de la disponibilidad de plaguicidas químicos en el mercado, es deseable cultivar esta hortaliza. con un mínimo de productos fitosanitarios químicos.