Las praderas naturales, principal fuente de alimentación del ganado en zonas de secano, son el reservorio de forraje más barato y de fácil acceso para los animales. Entre sus características, pueden producir una importante biomasa, por muchos años y de forma permanente, por lo que a mayor rendimiento, mayor es la producción animal. Además, ayudan al ecosistema, ya que la cobertura vegetal que generan protege el suelo y evita la erosión. Sin embargo, las praderas naturales enfrentan dos problemas. Uno es el mal uso de los potreros de pastoreo, que conducen a la degradación de la composición botánica, y provocan el aumento de especies de bajo nivel nutricional, poco apetecidas por los animales y de bajo vigor.