Este proyecto buscaba beneficiar de manera indirecta a aproximadamente 200 pequeñas productoras campesinas de la Región del Bío-Bío agrupadas en numerosas organizaciones de base. Si bien estos grupos de mujeres habían logrado constituir de manera informal instancias de trabajo conjunto de segundo nivel (es decir, nivel provincial), sus esfuerzos carecían de un modelo de gestión que les permitiera potenciar su quehacer y ser una instancia real, de mayor impacto y proyección, para los grupos de base. En tal sentido, el presente proyecto buscaba definir e implementar un modelo de gestión, a partir de un plan de desarrollo estratégico, que permitiera alcanzar ciertos objetivos de largo plazo. Además, el proyecto buscaba que este modelo de gestión pudiese ser replicado, para fortalecer el trabajo asociativo de segundo nivel de otras pequeñas productoras o productores, dejando sentadas las bases para una instancia de coordinación de tercer nivel, el regional. Para el logro de los objetivos planteados, el proyecto trabajó con un grupo de aproximadamente 26 agricultoras, en una serie de actividades orientadas a traspasar y fortalecer capacidades para sus desempeños en el ámbito de gestión empresarial. La metodología aplicada en cada actividad fue activa-participativa, en que el rol de los profesionales se orientó principalmente a apoyar el desarrollo de capacidades propias en el grupo objetivo. De esta manera, se traspasaron destrezas y competencias para que las productoras alcanzaran un mejor desempeño de sus roles y funciones, en aspectos tales como análisis y manejo de problemas, planificación en marcha, toma de decisiones, búsqueda de información relevante, generación de alianzas y otras afines. Por su parte, en las jornadas tanto de capacitación como de planificación, se trabajó combinando la entrega de contenidos teórico-conceptuales, con la realización de numerosas dinámicas grupales de motivación, desarrollo de ejercicios y casos, juego de roles, imaginerías y ejercicios individuales, constitución de grupos de trabajo, relatos de experiencias y vivencias, lectura y análisis de documentos y otros similares. Todas estas actividades se orientaban a favorecer la comprensión, elaboración e integración de elementos en base a la metodología de aprender-haciendo, que se sustenta en un proceso deductivo de vivenciar, compartir, reflexionar, generalizar y aplicar.