El contexto actual de Chiloé se caracteriza por una masiva extracción de recursos naturales que, sumado a una deficiente regulación ambiental, el patrimonio natural y cultural del archipiélago se están viendo seriamente amenazado. En el caso de las comunidades Williche de borde costero vemos como se ven afectadas por la actividad pesquera a gran escala que agota la biodiversidad y contamina los mares. Sus suelos ya no presentan buena fertilidad porque dependen del uso de fertilizantes artificiales que degradan y contaminan el entorno en el largo plazo. Así, para muchos comuneros la agricultura familiar campesina junto a la recolección marítima ya no son actividades rentables el día de hoy, obligándolos a depender de otros ingresos económicos. Esto ha significado un quiebre con su identidad histórica, que se basaba en la complementariedad de los recursos del mar y de la tierra, pero hoy aquello no es posible porque se basan en prácticas insustentables o bien, porque se han perdido los conocimientos ecológicos que sustentaban aquellas prácticas.