Dentro de los residuos de cultivo, se determinó que los residuos de chacarería (maíz de grano, papa, lenteja, arveja seca, etc.) poseen un valor nutritivo mediano a bajo, sin embargo los de leguminosas presentan un valor más alto (proteína bruta 9 a 11%) que los de gramíneas (proteína bruta 4.5%), con una digestibilidad entre 58 y 70%. En estos residuos tienen una lenta degradabilidad ruminal, ya que las estructuras están lignificadas. No presentan problemas de conservación ya que están secos al momento de ser recolectados. Los residuos de cultivos hortícolas, presentan un alto valor nutritivo (proteína bruta entre 12 y 28%), alta digestibilidad (65 y 85%) y degradabilidad ruminal. La forma más conveniente para su almacenaje resulta el ensilado, excepto en el caso del melón donde no se encontraron buenos resultados. Por su parte, dentro de los residuos agroindustriales se estudiaron los siguientes tres: Pelón de almendra: Posee un valor nutritivo relativamente bajo, el que depende de la presencia o ausencia de las envolturas del carozo. No se recomienda una inclusión de más del 20%. Pomasa de manzana: Su valor nutritivo es muy alto, a pesar se ser bajo en proteína, posee gran cantidad de azucares de rápida disponibilidad que lo hacen altamente palatable por el ganado. La limitante principal radica en el bajo contenido de materia seca. Si bien es posible incluirlo hasta en un 60% de la dieta, económicamente sólo resultó recomendable un 40%. Pomasa de tomate: Su valor nutritivo es elevado, con niveles de proteína bruta entre 14 y 21%, alto contenido de energía metabolizable. Al igual que la pomasa de manzana tiene un bajo contenido de materia seca. La evaluación económica señaló recomendable una inclusión de 10% en bovinos y 20% en ovinos. Orujo de uva: Este es un residuo poco utilizado en alimentación animal, la alta concentración de taninos, la baja digestibilidad de sus componentes y el alto porcentaje de alcohol, serían factores negativos que afectarían fuertemente la respuesta productiva de los animales.