La deshidratación de alimentos consiste en eliminar la mayor cantidad posible de agua del producto, bajo una serie de condiciones controladas. El agua es el elemento básico para la vida, pero también para la vida microbiana, por lo que, al retirarla, ayuda a darle una mayor vida útil a nuestro producto, conservando y/o potenciando las propiedades nutritivas del producto, logrando un alimento mucho más costeable para su transporte. El infrarrojo lejano (FIR) posee una fuerte participación en la industria de calefacción de hogar, debido a sus propiedades antibacteriales, y a los amplios beneficios que genera al cuerpo humano, este tipo de radiación, es utilizada además en el sector médico, para tratar y aliviar dolencias musculares y reumatológicas. Sin embargo, de manera insipiente, se han desarrollado tecnología que aprovecha las cualidades inocuas y antibacteriales de este tipo de radiación, para deshidratar alimentos, potenciando enormemente las cualidades organolépticas del producto.