Distintas culturas indígenas han estado presente en este territorio desde antes de la colonización, habitando de norte a sur lo que hoy es Chile. Algunas han sido resilientes al desarrollo del estado chileno y han podido desarrollarse solo en algunos sectores de la sociedad, apalancando en la medida de lo posible algunos recursos y mantener una marcada pero no elaborada presencia en el rubro agropecuario. La escasa participación de los pueblos originarios en el mercado, ya sea como productores, proveedores, oferentes de servicios, etc., han ido en desmedro directo de la calidad de vida de los mismo, suscitando además una situación de vulnerabilidad social en la que se viven muchas familias indígena de origen rural, principalmente por la falta en acceso a educación, salud y trabajo.